Historia

Bienvenido a una experiencia de sabores en un espacio gastronómico que convive entre la tradición y la vanguardia.

El Mesón de Gonzalo recoge toda la herencia asentada desde su fundación, en el año 1947, para trasladar esa sabiduría a un estilo de cocina personal y diferente. El recelo para cuidar una materia prima única convierte al restaurante en una parada obligatoria. A partir de aquí, disfrute de un lugar esencial en Salamanca con todos los conceptos a su alcance: calidad, servicio y ubicación.

Gonzalo Sendín ha sabido reinterpretar su legado familiar aportando una amable innovación en la carta de El Mesón de Gonzalo con continuas aportaciones y guiños a la estacionalidad de las diferentes temporadas.

Su modelo ha recibido numerosos reconocimientos de crítica y gastronómicos, avalando esta apuesta de éxito a través de una receta muy sencilla con dos ingredientes fundamentales: trabajo y pasión.

Restaurante

A tan sólo unos pasos de la Plaza Mayor próximo al conjunto histórico que, día tras día, recorren ciudadanos y turistas, El Mesón de Gonzalo acoge a todos ellos con una cuidada decoración y una cocina honesta, acertada combinación de tradición y modernidad a partes iguales.

Tras varios meses de reforma, El Mesón de Gonzalo, llevó a cabo una actualización completa del negocio, dividiéndolo en dos conceptos: El Restaurante, manteniendo la pátina taurina que, desde el primer día, ha caracterizado el espacio en la planta de abajo y La Barra en la planta de arriba, ambos ubicados en el mismo edicio con entradas independientes.

Un restaurante que deja huella en todo aquel que viene a disfrutarlo y a vivirlo.

La terraza

Sentarse en la terraza de El Mesón de Gonzalo es afrontar una gratificante experiencia pensada no solo en disfrutar de la comida, sino también hacerlo en un cálido entorno que arranca desde el mobiliario y termina en las sensaciones que ofrece comer o cenar en pleno corazón del casco histórico de Salamanca, a la vista de la Plaza Mayor, frente a la estatua que rememora a los hermanos Churriguera planteando la construcción del ágora.

Toda una recomendación.

Sabor a historia, aroma de gastronomía.

DISTINCIONES